Señor, sin esperanza de un bien terreno
ni celeste, sin miedo de tu grandeza,
he de ser bueno, en nombre de la belleza,
del ritmo y la armonía que hay en ser bueno.
Y quiero estar sereno, siempre sereno,
como la santa madre naturaleza
en las tardes de otoño, con la realeza
de un mar que late en calma como un gran seno.
Y quiero amarte sobre seres y cosas,
porque de las criaturas esplendorosas
eres el Arquetipo y el Soberano,
¡Porque encarnas en todas las mujeres hermosas,
porque enciendes los astros y perfumas las rosas
y dilatas la hondura del rebelde oceano!
ni celeste, sin miedo de tu grandeza,
he de ser bueno, en nombre de la belleza,
del ritmo y la armonía que hay en ser bueno.
Y quiero estar sereno, siempre sereno,
como la santa madre naturaleza
en las tardes de otoño, con la realeza
de un mar que late en calma como un gran seno.
Y quiero amarte sobre seres y cosas,
porque de las criaturas esplendorosas
eres el Arquetipo y el Soberano,
¡Porque encarnas en todas las mujeres hermosas,
porque enciendes los astros y perfumas las rosas
y dilatas la hondura del rebelde oceano!